4 Feb 2012

Es triste, pero hoy descubrí algo nuevo. No es algo de lo que pueda ganar algún tipo de reconocimiento internacional o incluso de mi barrio (como si eso realmente existiera).

Fue un acontecimiento que te asalta de repente: completamente inesperado. Lo más interesante es lo súbito que llegan las emociones, cual aromas o sabores que cambian en cada movimiento que el cuerpo los procesa. No deja de maravillarme la velocidad de la mente pero más que eso la penetrante fuerza que, sin barrera alguna, cambia (o muestra) los colores del alma.

Después de mi última colaboración en este blog: me detuve, hice un balance y en este orden me dije las cosas. (Cosas que, posiblemente desde los ojos externos son obvias, pero me causaron una tremenda alegría el descubrirlo [una felicitación interna, nunca sobra, es la base de nuestra automotivación -o soberbia-] e indudable tristeza ante la franqueza de mis pensamientos):

1. Sólo escribo o no puedo resistir la necesidad de ver mis pensamientos volcados en letras sobre algún plano (virtual o real) durante largos períodos de tristeza.

2. Debo llevar varios meses pensando, que he dejado de escribir y que la siguiente semana o fin de semana lo haré. (Y así pasan meses hasta que me harto y al menos publico algo)

3. Los climas cálidos favorecen a mis ganas de escribir.

4. Llevo tiempo sin recibir muestras de reconocimiento de los que me rodean por lo que volteo al cyberespacio en la búsqueda del fan escondido (y sobretodo: inexistente)

Como mencionaba, realmente me dio gusto descubrir estos puntos. Me conozco un poco más ahora, sin embargo no deja de ser triste; como cuando un niño se da cuenta que los juguetes más grandes llegan a la casa del vecino más adinerado aunque sea un pequeño gangster. (Descubres algo, aunque no te guste el descubrimiento)

No deja de ser triste que escriba sólo cuando esté triste, y eso me pone triste y por eso escribo: para reflejar la tristeza que me pasa cuando descubro que escribo cuando triste... (Ya lo perdimos)

En fin, mi punto es que el racionalizarlo ahora me permite compartir con ustedes distintos momentos e historias.

El segundo punto lo retomaré después pues merece una entrada completa; los gringos lo describen bien en una palabra: PROCASTINATION. Es una batalla constante en contra de dejar las cosas para después y he observado que todos, sin excepción lo hacemos... Pero, ¿por qué lo hacemos? Lo desconozco. La parte sabelotodo de mi mente, es decir, la que le encanta usar frases como: "te lo dije" y "era obvio"; me dice que con disciplina y fuerza de voluntad lograría los resultados esperados (de este y de muchos otros temas en desarrollo en mi vida). A lo cual otra parte de mi contesta: "bullshit!" Y en esta ocasión debo ponerme de su lado. "Bullshit!! no siempre con disciplina y una buena actitud se puede superar cualquier obstáculo." Y aunque todavía no sé por qué lo hago, en cuanto encuentre alguna herramienta que me ayude a dejar para mañana menos de lo que puedo dejar de hacer hoy, les prometo, lo publicaré. (Un día de estos)

En cuanto al clima, siempre he considerado que uno debe ser proactivo y que el clima (como tal un agente externo) no debiera influir en el animo o tren de acciones de los seres humanos. Y, ¿saben algo? Lo sigo pensando: no debe influirnos; pero entonces ¿cómo explicas la calentura que pasa cuando vas a la playa; que en el mar la vida es más sabrosa; que los canadienses se suicidan por el frio y la existencia de la frase "como burro en primavera"? Considero que debemos aceptar los ciclos de la vida (y del año) que nos toca vivir y que nos sugieren cambios en nuestro comportamiento irremediablemente animal. No podemos ser racionales todo el tiempo, seamos honestos.

Y para terminar, quiero aclarar: no hago esta entrada por buscar su reconocimiento (#ayajaa) por lo absténganse de hacer algun comentario al respecto.

Con esto me comparto y les comparto. Seguiremos en el camino juntos: los que quieran acompañarme.

Nicolai A.



-"Maldita psicología inversa, sabía que no funcionaría".
-"Otra vez tú, déjame ser.".